El
término anástrofe procede del griego ἀναστροφή ‘vuelta atrás’, ‘inversión’. La
anástrofe es una figura de dicción, de retórica, consistente en la inversión
del orden usual, sintáctico, de dos o
más palabras inmediatamente sucesivas, que pueden ser
sujeto y predicado, verbo y complemento, sustantivo y atributo. Hay que tener en cuenta que en castellano la posición de las palabras
es muy libre, y por tanto deberemos ser cuidadosos con la identificación de
esta figura; por otro lado, en muchos casos apenas se distingue del hipérbaton, pero, a
diferencia de éste, no implica la intercalación de elementos entre las palabras
inmediatamente sucesivas (en realidad,
no sería erróneo considerar la anástrofe como una mera variedad del
hipérbaton). Esta
figura se conoce también con el nombre latino inversio.
Ejemplos:
Colgate el mal
aliento combate.
(Anuncio de dentífrico; en este caso se ha variado
el orden objeto directo+verbo en vez de verbo+objeto directo para favorecer el
sonsonete publicitario).
Era del año la estación florida.
Luis de Góngora(1561-1627)
túnicas crujen, y alas en bolina
rubia velas inscriben al sur claro.
Rafael Alberti
Luis de Góngora(1561-1627)
túnicas crujen, y alas en bolina
rubia velas inscriben al sur claro.
Rafael Alberti
"A Luis Marta besa" hay anástrofe del
complemento directo” A Luis”.
Ejemplos de Anástrofe:
Anástrofe
= ansioso solo el camino descubría
Normal =
Descubría ansioso solo el camino
Anástrofe
= Dureza mostraba a la vida argüida
Normal =
Demostraba dureza a la argüida vida
Anástrofe
= A Dios rogando y con el mazo dando
Normal =
Rogando a dios y dando con el mazo
Anástrofe
= De mujeres calor recibir y derrochar amor.
Normal =
Recibir calor de mujer y derrochar amor.
Anástrofe
= Mendieta al hombre vistiendo siempre con distinción.
Normal =
Mendieta vista al hombre siempre con distinción.
Anástrofe
= Especial fortuna la conducta del hombre
Normal =
La conducta del hombre es una especial fortuna.
Anástrofe
= Gran fortuna la vida tiene y beneficios otorga.
Normal = La vida tiene gran fortuna y otorga
beneficios.
Anástrofe
= Gusta amor cariño sobre en la vida
Normal =
En la vida sobre cariño y gusta el amor
Cuando
amor grita, sentimientos duelen
Cuando
grita amor duelen sentimientos
El Dolor
acumula, si trabajo tiene
Si tiene
trabajo el dolor acumula
Herido el
corazón tiene
Tiene
herido el corazón
Herido
corazón tiene en la vida
Tiene en
la vida el corazón herido
Traición
fuerte en la guerra hay
Hay en la
guerra traición fuerte
Vasto
dolor la vida representa
La vida
representa vasto dolor
Gran
firmeza el soldado expresa
El solado
expresa gran firmeza
Una
empresa magna existe en el mundo
En el
mundo existe una magna empresa
Los
zapatos finos, perfecto aseo tienen
Tienen
perfecto aseo los zapatos finos
La gran victoria es la que sin sangre se toma
La gran victoria es la que se toma sin sangre
Respetar debes si respeto quieres
Debes respetar si quieres respeto
Anástrofe
en la lengua clásica:
En las
lenguas clásicas, donde el orden de las palabras es relativamente libre, no
resulta fácil determinar el alcance de la anástrofe. Así, los elementos más
frecuentemente afectados por esta inversión del orden usual de palabras son
marcadores o conectores sintácticos o textuales, sobre todo, preposiciones y conjunciones.
Estas partículas, en vez de situarse al inicio del sintagma o de la oración,
retrasan su posición uno o dos lugares.
La
anástrofe de preposición es la más común, sobre todo cuando ésta rige un
sintagma nominal complejo:
intellectum est (…) equites autem magno cum periculo
proelio dimicare
Se comprendió (…) que los jinetes combatían corriendo un
gran peligro.
(César, Guerra
de las Galias 5, 16)
his de causis
ego huic causae patronus exstiti
Por esto motivos me he presentado como defensor de esta causa.
(Cicerón, En
defensa de Roscio de Ameria 1, 5)
errabant acti fatis maria omnia circum
andaban errantes, empujados por los hados a dar vueltas por
todos los mares.
(Virgilio, Eneida 1,
32)
aequam memento rebus in arduis
servare mentem (…)
acuérdate de mantener sereno el ánimo en los momentos difíciles.
(Horacio, Oda 2,
3)
La anástrofe de conjunción, menos frecuente, responde comúnmente
a motivos métricos y estilísticos:
Aspice venturo laetantur ut omnia saeclo!
¡Mira cómo se alegra todo ante el siglo que ya se acerca!
(Virgilio, Égloga 4,
52)
Particularmente
significativo es el siguiente ejemplo del poeta Catulo en el que el retraso de
la conjunción adversativa sed a la segunda posición, y la
consiguiente inversión del orden sintáctico, parece responder a la voluntad de
trasladar al propio texto el estado de confusión fruto del enamoramiento del
autor:
lingua sed torpet
mas se me traba la lengua
(Catulo, Poema 51,
9)
En las
lenguas modernas, la anástrofe abarca un ámbito más amplio que en las lenguas
clásicas, dado que el orden de palabras está más fijado. Así, no son
necesariamente los conectores sintácticos los elementos afectados en esta
inversión del orden usual de las palabras de una secuencia, sino que distintos
constituyentes sintácticos de una sucesión pueden verse sometidos a un cambio
de orden de sus respectivas posiciones en la cadena del discurso, sin que se
vea no obstante alterada la relación de contigüidad, ya que resulta necesaria
para percibir sus vínculos semánticos y sintácticos.
Normalmente
el uso de la anástrofe obedece a la voluntad de causar determinados efectos
melódicos o métricos, o bien tiene como finalidad poner énfasis en la secuencia
cuyo orden habitual se ha visto invertido.
l'altro per sapïenza in terra fue
di cherubica luce uno splendore.
(Dante, Paraíso
XI, vv. 38-39)
La tercera manera y razón manda y veda que ninguno no debe usar
ni querer de mujeres
amor …
(Arcipreste de Talavera, Corbacho 1, 3)
POMPEYO : (…) It only
stands
our lives upon to use our strongest hands
(Shakesperare, Antonio y Cleopatra II, 1, vv. 676-677)
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
(Quevedo, Amor
más allá de la muerte, vv.1-2)
Y el
artífice labra omnipotente
de
estrellas doce espléndida corona,
(Jáuregui, Sois nueva esfera,
o Virgen, que la mente, vv. 5-6)
Tot oblidant els morts
i l'ombra
llur, reial i d'un bell tors.
(J.V. Foix, Saber narrar, en llenguatge vigorós,
vv. 6-7)
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