Anacronía es la figura literaria que consiste en la ruptura
en el orden cronológico de una historia con saltos hacia adelante o hacia atrás.
La palabra
anacronía se desprende del término anacronismo que se refiere a la falta de
coherencia cronológica, voluntaria o accidental, en un relato y que consiste en
situar hechos o personajes antes o después de la época en la que se
desarrollaron.
Existen dos tipos de anacronía, la analepsis y la prolepsis.
Existen dos tipos de anacronía, la analepsis y la prolepsis.
Anacronía analepsis.
La anacronía analepsis es una
figura literaria, figura retórica, consistente en alterar una secuencia
narrativa, es un salto al pasado,
cambiando el momento presente a una visión retrospectiva o un recuerdo del
pasado, que se presenta de forma repentina y luego volver al momento temporal de
la historia. Éste recurso literario
sirve para acentuar hechos ocurridos antes y que no fueron relatados, pero
tienen una importancia dentro de la historia, o simplemente para recordarle al
lector un suceso importante acontecido con anterioridad en el relato.
Se utiliza generalmente para
narrar eventos que sucedieron en un momento previo al segmento temporal
principal de la historia.
También se utiliza en el cine y es llamada en inglés Flashback.
Flashback
Cuando en una narración, ocurre un desplazamiento brusco hacia el pasado por un tiempo breve se denominan flash back. Es una técnica utilizada tanto en el cine como en la literatura que altera la secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al pasado.
Cuando en una narración, ocurre un desplazamiento brusco hacia el pasado por un tiempo breve se denominan flash back. Es una técnica utilizada tanto en el cine como en la literatura que altera la secuencia cronológica de la historia, conectando momentos distintos y trasladando la acción al pasado.
Podemos distinguir entre la
analepsis interna, que sucede cuando el tiempo vuelve a un momento del pasado
ya narrado en la historia, y la analepsis externa, que sucede cuando el tiempo
viaja a un momento del pasado previa al inicio de la narración.
La técnica de la analepsis se
utiliza con bastante frecuencia para añadir suspenso a una historia, o para
desarrollar más profundamente el carácter de un personaje.
Racconto:
Se conoce como racconto a toda aquella extensa retrospectiva al pasado,
que conforme vaya pasando el tiempo va progresando lentamente de forma lineal
hasta llegar al momento inicial del recuerdo, el punto de partida de la
historia pudiendo prolongarse por varios capítulos del relato.
Esta técnica se ha usado tanto en obras literarias como en obras cinematográficas.
Esta técnica se ha usado tanto en obras literarias como en obras cinematográficas.
El racconto se diferencia de la
analepsis, en que el primero el momento presente tiene un paso gradual hacia el
recuerdo, un aviso, por decirlo así.
Ejemplo de racconto:
Hace diez minutos que llegué a la ciudad en que nací, y me
maravillo de ver todo lo que ha cambiado. Vengo a pie, por la Avenida del Rio,
y Voy a dar vuelta en la Calle de Lago Viejo, que era mi camino a la escuela.
Mientras camino suena la campana de salida de la escuela. Vuelven a mi mente los recuerdos de aquél día en que Blanca y yo nos
despedimos. Hacía varios días que no había ido a clases, así que cuando me vio
me saludó y me preguntó por qué no había ido; con tristeza le dije que mi
familia se iría a otro estado. No dijimos nada más, y me abrazó, un abrazo tan
cálido y sincero que hasta ahora no he sentido otro igual. La algarabía de
los niños me despierta de mis recuerdos, mientras llego frente a la escuela.
Doy vuelta a la izquierda y me dirijo al Nuevo centro comercial que voy a
supervisar.
En bastardilla el racconto
Ejemplos de Analepsis:
1.
Hace diez minutos que llegué de nuevo aquí, a
ciudad donde nací. Todo ha cambiado demasiado. Voy caminando por la Avenida del
Río. Ahora doy vuelta en la calle del Lago Viejo, caminando rumbo a mi vieja
escuela. Apenas falta una cuadra para llegar, suena la campana de la escuela.
Sigo caminando y mientras más me acerco, me envuelve el barullo de los
estudiantes. Blanca me ve y me saluda,
preguntando por qué no he ido a clases. Con toda la tristeza del mundo le digo
que he estado preparando mis cosas, porque mi familia y yo nos iremos a otro Estado.
Me mira con tristeza, mientras por su mejilla rueda una lágrima. No decimos
nada más, sólo nos abrazamos. Un sentido y cálido abrazo que no he olvidado en
estos quince años de ausencia. Llego a la escuela y doy vuelta a la
izquierda, rumbo al nuevo centro comercial que voy a supervisar.
En bastardilla la analepsis
2.
"Yo, señor hidalgo, soy natural de la Fuenfrida,
lugar conocido y famoso por los ilustres pasajeros que por él de continuo
pasan; mi nombre es Pedro del Rincón; mi padre es persona de calidad, porque es
ministro de la Santa Cruzada; quiero decir que es bulero o buldero, como los
llama el vulgo. Algunos días
le acompañé en el oficio, y le aprendí de manera que no daría ventaja en echar
las bulas al que más presumiese en ello; pero habiéndome un día aficionado más
al dinero de las bulas que a las mismas bulas, me abracé con un talego, y di
conmigo y con él en Madrid, donde, con las comodidades que allí de ordinario se
ofrecen, en pocos días saqué las entrañas del talego, y le dejé con más dobleces
que pañizuelo de desposado."
En negrilla la analepsis
Fijémonos en que en los dos casos siguientes el autor o autora ha tenido
cuidado de no desorientar al lector. Tanto en el inicio de la analepsis (el
paso de la parte no subrayada a la parte subrayada) como en el retorno a la
escena principal (el paso de la parte subrayada a la parte no subrayada) hay
alguna palabra o expresión, o un punto y aparte, que le permite al lector
entender que la narración ha pasado a referirse a otro período de tiempo. Así,
en el primer ejemplo, el verbo "me acordé" deja claro que lo que se
menciona tras él es algo que sucedió en el pasado, mientras que el punto y
aparte posterior marca el regreso de la narración a su tiempo principal. En el
segundo ejemplo, la expresión "ayer a esta misma hora" hace saltar la
narración al día anterior, mientras que el "Ahora estaba aquí, en este
pueblo" y el punto y aparte que lo precede la llevan de vuelta a la escena
que había quedado interrumpida por la analepsis.
Veamos el primer ejemplo. En
el siguiente fragmento, extraído del relato Mi Cristina, de Mercé Rodoreda, el narrador, un marinero, interrumpe momentáneamente el relato de
su naufragio para explicar una experiencia de años atrás:
El
mar entero era un gemido y una ráfaga y volantes de olas y yo atrapado y
arrojado, y atrapado, escupido y engullido y abrazado a mi tablón. Todo estaba
negro, el mar y la noche, y el Cristina hundido, y los gritos de los que morían
en el agua ya no se escuchaban [...] y entonces, con todas aquellas nubes
encima, me sentí chupado hasta muy adentro, más adentro que las otras veces.
Descendía, entre remolinos y peces alarmados que me rozaban las mejillas [...]
y cuando el agua se calmó y fue bajando poco a poco, la cola de un pescado más
grande que los demás me golpeó en la pierna [...] Cuando intenté levantarme
para andar por el suelo, resbalaba, y aunque ya me figuraba dónde estaba,
preferí no pensar, pues me acordé de lo
que mi madre me había dicho en su lecho de muerte. Yo estaba a su lado, muy
triste, y mi madre, que se ahogaba, tuvo fuerzas para levantarse de medio
cuerpo para arriba y con el brazo largo, largo y seco como un mango de escoba,
me pegó un tremendo guantazo y me gritó aunque apenas se la entendía: ¡no
pienses! Y murió.
Me
agaché para tocar el suelo con las manos. Estaba resbaloso [...]
Leamos el segundo ejemplo. En esta ocasión lo tenemos en la novela Pedro Páramo, de Juan Rulfo. El narrador, que está explicando cómo se encontró en un pueblo llamado Comala, interrumpe la escena para explicar dónde había estado el día antes:
Era la hora en que los niños
juegan en las calles de todos los pueblos, llenando con sus gritos la tarde.
Cuando aun las paredes negras reflejan la luz amarilla del sol.
Al menos eso había visto
en Sayula, todavía ayer a esta misma hora. Y había visto también el vuelo de
las palomas rompiendo el aire quieto, sacudiendo sus alas como si se
desprendieran del día. Volaban y caían sobre los tejados, mientras los gritos
de los niños revoloteaban y parecian teñirse de azul en el cielo del atardecer.
Ahora estaba aquí, en este
pueblo sin ruidos. Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas con que
estaban empedradas las calles.
Es importante marcar de esta manera el inicio y el final de las
analepsis para evitar que el lector se nos pueda despistar.
Analepsis
en La Iliada de Homero
1. “(…) Porque no puedo olvidar que la muchacha que los aqueos me otorgaron como galardón, después de haberla conquistado con mi lanza, en una poderosa ciudad, me ha sido arrebatada por el rey Agamenón, que me ha tratado como si yo fuese mas que un pobre advenedizo. Pero dejemos ya las cosas pasadas, porque no es posible ni justo ni quiero guardar por más tiempo la cólera en mi corazón, aunque me había hecho el propósito de mantenerla hasta que el griterío y la batalla llegaran junto a mis navíos. (…)”.
1. “(…) Porque no puedo olvidar que la muchacha que los aqueos me otorgaron como galardón, después de haberla conquistado con mi lanza, en una poderosa ciudad, me ha sido arrebatada por el rey Agamenón, que me ha tratado como si yo fuese mas que un pobre advenedizo. Pero dejemos ya las cosas pasadas, porque no es posible ni justo ni quiero guardar por más tiempo la cólera en mi corazón, aunque me había hecho el propósito de mantenerla hasta que el griterío y la batalla llegaran junto a mis navíos. (…)”.
2. “¡Mirmidones! Que ninguno de vosotros se olvide de las amenazas que dirigíais a los troyanos desde las naves mientras duró mi rencor, ni de las recriminaciones con que me abrumabais. Me decíais: ¡Implacable hijo de Peleo! ¡No perece sino que tu madre te haya alimentado con hiel!¡Despiadado!, que retienes a la fuerza con las naves a tus compañeros, que suspiran por el combate. ¿Qué hacemos aquí? Embarquémonos en los navíos y volvamos a la patria, ya que la funesta cólera anida en tu corazón. Así es como acostumbrabais a increparme en cuanto os reuníais. (…).”.
Analepsis en La Odisea:
1. “Se acerco ella a su amo y se puso a lavarlo y vio al punto la señal
que dejó un jabalí con su blanco colmillo una vez que el Parnaso corrió con
los hijos de Autólico, de quien la madre de él era hija, y este héroe
brillaba en hurtar y jurar, dones estos dados por Hermes, a quien, para
tenerlo propicio, quemábale muslos de cabritos y ovejas, y el dios le
asistía benévolo.”
2. A partir del canto IX Odiseo comienza a contarle sus aventuras a los
feacios. Esta regresión al pasado, que se extiende hasta el canto XIII,
puede ser considerada una analepsis.
1. “Se acerco ella a su amo y se puso a lavarlo y vio al punto la señal
que dejó un jabalí con su blanco colmillo una vez que el Parnaso corrió con
los hijos de Autólico, de quien la madre de él era hija, y este héroe
brillaba en hurtar y jurar, dones estos dados por Hermes, a quien, para
tenerlo propicio, quemábale muslos de cabritos y ovejas, y el dios le
asistía benévolo.”
2. A partir del canto IX Odiseo comienza a contarle sus aventuras a los
feacios. Esta regresión al pasado, que se extiende hasta el canto XIII,
puede ser considerada una analepsis.
ANACRONÍA PROLEPSIS
Lo
contrario de analepsis es la prolepsis y se refiere a una anticipación. El
narrador anticipa una objeción del lector o adelanta hechos posteriores. En
inglés se conoce como flash-forward . También puede ser un salto brusco
hacia el futuro que altera el orden cronológico de los sucesos.
(1)Anacronía.
Ruptura en el orden cronológico de una historia con saltos hacia adelante (prolepsis) o hacia atrás (analepsis).
Ejemplo de prolepsis
"El día en que lo iban a matar, Santiago Nassar se levantó a
las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo".
Una prolepsis puede usarse para generar expectativa, como hizo Gabriel
García Márquez en el siguiente ejemplo
En el inicio de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, el narrador anticipa qué
le sucederá a uno de los personajes:
Muchos años después, frente al pelotón de
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una
aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de
aguas claras y diáfanas que se precipitaba por un lecho de piedras pulidas,
blancas y enormes como huevos prehistóricos. [...]
Vemos cómo el narrador se ha preocupado de dejar claro cómo la narración pasa a referirse a un tiempo futuro, salta al futuro para explicar dónde estará el personaje años después, y en qué pensará estando allí, y luego regresa al pasado para contar lo que le sucedió cuando era niño:
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel
Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a [...]
Igualmente, el autor se ha preocupado de dejar claro el regreso al momento anterior al salto:
Muchos años después, frente al pelotón de
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a [...]
Una prolepsis puede usarse
para dar una cierta información adicional que venga al caso, como hizo en este
segundo ejemplo Gabriel García Márquez en
Cien años de
soledad
Melquíades [...] era un hombre lúgubre, envuelto en
un aura triste, con una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de las
cosas. Usaba un sombrero grande y negro, como las alas extendidas de un cuervo,
y un chaleco de terciopelo patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar
de su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso, tenía un peso humano, una
condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la
vida cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufría por los más
insignificantes percances económicos y había dejado de reír desde hacía mucho
tiempo, porque el escorbuto le había arrancado los dientes. El sofocante
mediodía en que reveló sus secretos, José Arcadio Buendía tuvo la certidumbre
de que aquel era el principio de una grande amistad. Los niños se asombraron
con sus relatos fantásticos. Aureliano, que no tenía entonces más de cinco
años, había de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad
metálica y reverberante de la ventana, alumbrando con su profunda voz de órgano
los territorios más oscuros de la imaginación [...]
Es
importante fijarse en cómo el autor se ha preocupado de dejar claro cómo la
narración pasa a referirse a un tiempo futuro:
Aureliano [...] había de recordarlo por
el resto de su vida como lo vio
aquella tarde, sentado contra la claridad metálica [...]
Igualmente, el autor se ha
preocupado de dejar claro el regreso al momento anterior al salto:
Aureliano [...] había de recordarlo por el resto de
su vida como lo vio aquella tarde,
sentado contra la claridad metálica [...]
Prolepsis en La Ilíada de Homero :
1. “(…) ¡Insensato! No se le ocurrió que los dones de los dioses no pueden ser deshechos fácilmente por los hombres, ni siquiera ceder a su violencia. Así pues, no puedo atravesarlo la lanza de Eneas porque lo impidió la lámina de oro que el dios puso en el centro… (…)”
1. “(…) ¡Insensato! No se le ocurrió que los dones de los dioses no pueden ser deshechos fácilmente por los hombres, ni siquiera ceder a su violencia. Así pues, no puedo atravesarlo la lanza de Eneas porque lo impidió la lámina de oro que el dios puso en el centro… (…)”
2. “Así, animado de mucha vehemencia, suplicaba, ¡desgraciado!, sin sospechar que con sus palabras estaba pidiendo su propia muerte. (…)”
Prolepsis
en La Odisea:
a) “La pulieron, y yo afilé el extremo del venablo bajo el estiércol abundantemente extendido por toda la caverna, y ordené a mis compañeros sortearse para saber quiénes habían de levantarlo conmigo para hundirlo en le ojo del cíclope cuando le hubiera tomado el dulce sueño..”
a) “La pulieron, y yo afilé el extremo del venablo bajo el estiércol abundantemente extendido por toda la caverna, y ordené a mis compañeros sortearse para saber quiénes habían de levantarlo conmigo para hundirlo en le ojo del cíclope cuando le hubiera tomado el dulce sueño..”
Conclusión:
Tanto la analepsis como
prolepsis son recursos que podemos utilizar cuando necesitamos hacer una
reconstrucción de lo ocurrido o de lo que va a suceder; sin embargo debemos
utilizarlo teniendo en cuenta sus complicaciones. Por su parte, ----- nos sirve
para ordenar los hechos según
los queramos narrar y para generar distintas sensaciones en el lector, ya sea de suspenso, misterio, ansiedad. Según el tipo de narración que elijamos, seleccionamos y jerarquizamos los hechos en la historia que nos convengan, es por este motivo que suprimimos algunas acciones de texto a texto, ya que nos resultaban insignificantes y dificultaba la comprensión de los mismos.
los queramos narrar y para generar distintas sensaciones en el lector, ya sea de suspenso, misterio, ansiedad. Según el tipo de narración que elijamos, seleccionamos y jerarquizamos los hechos en la historia que nos convengan, es por este motivo que suprimimos algunas acciones de texto a texto, ya que nos resultaban insignificantes y dificultaba la comprensión de los mismos.
Ejercicios
de analepsis y prolepsis.
Ab Ovo:
El 12 de octubre de 1999, Delia esperaba a su amante como todas las noches en la puerta de su casa. Le llamaba la atención que ya siendo las once y media de la noche el no llegara a buscarla. Últimamente se estaba retrasando un poco, ya que antes solía ir a buscarla a las diez, mientras sus padres dormían. Siempre le traía un ramo de flores o una caja de bombones y solían ir al puerto a pasar parte de la noche. Pero estos últimos días las cosas no eran como antes. Delia lo sentía distante, casi ausente, y solía pensar que él la engañaba, pero pronto borraba esa idea de su mente. Ella no esperaba lo que él le iba a contar esta noche, ni siquiera lo imaginaba; el pobre
moriría en pocas horas.
Ya eran las doce y él no llegaba, entonces comenzó a desesperarse. Tenía que verlo porque debía contarle una noticia muy importante. No esperó más y salió a buscarlo.
Agarró sus cosas y salió sola por calles inundadas de la oscuridad de la noche.
Caminó durante media hora y llegó al departamento donde vivía su amante. Allí lo encontró, tirado sobre su cama casi inconsciente. Al verlo se desesperó y corrió a abrazarlo. Al instante intento llevarlo a un hospital, pero él se negó. Estaba casi inconsciente y su mirada estaba perdida. Juntó
sus fuerzas y le contó a Delia de la enfermedad que lo estaba matando poco a poco. Ya los médicos le habían dicho que le quedaban pocas horas de vida.
Delia al enterarse de esto derramó varias lagrimas; en unos segundos mas le contaría de su embarazo, pero debía buscar la forma. Pocos segundos mas tarde le contó que iba a ser padre, pero a el pareció no importarle. En realidad, si le importaba, pero ya estaba agonizando, sus músculos no respondían y su corazón latía cada vez con menos fuerzas. La miró a los ojos
y no hizo falta decir mas nada. En ese momento murió. Delia no logró superar su muerte y le aterrorizaba tener que cuidar de su hijo sola. Entonces secó las pocas lágrimas que quedaban en sus ojos, tomó un cuchillo de la cocina y terminó con su vida y la de su hijo.
In media res:
Eran las doce y él no llegaba. A ella le aterraba que le halla pasado algo, entonces comenzó a desesperarse. Tenía que verlo, quería contarle de su embarazo, pero no sabía que él iba a morir. Llevaba ocultándolo hace un mes para que sus padres no se enteraran. Tuvo que hacerse sola los estudios, y cuando descubrió que estaba esperando un hijo varias sensaciones corrieron por su cuerpo.
Tomó sus cosas y salió en su búsqueda. Caminaba sola por la noche y miles de cosas extrañas se le cruzaban por la cabeza. Decidió no pensar más y se dejó llevar hasta terminar en el departamento de su amante. Recorrió varias habitaciones hasta verlo tirado sobre su cama casi inconsciente. Corrió a abrazarlo e intentó llevarlo a un hospital, pero él la detuvo. Sus miradas
se perdieron una junto a la otra, pero él detuvo ese momento para hablar con su mujer. Recobro fuerzas y le contó a ella que los médicos le diagnosticaron solo algunas horas más de vida y que su enfermedad lo estaba consumiendo. Delia no pudo contener sus lágrimas y luego de unos segundos le contó que estaba embarazada. El se mantuvo distante ante la gran noticia,
pero todo por culpa de la agonía que ya no lo dejaba reaccionar. Pocos segundos después murió. Delia no pudo superar la muerte de su amante y no podía pensar que debía cuidar sola de su hijo. Entonces no dudó un segundo mas, tomó un cuchillo de la cocina, se recostó junto a su amante y en ese momento acabó con su vida y la de su hijo que descansaba en su vientre.
In extrema res:
Cuando Delia llegó a la casa de su amante ya era demasiado tarde. Lo vio tirado en la cama, semiinconsciente y agonizando. Desesperada, se apuró a darle la noticia de que ambos estaban esperando un hijo, y le explicó brevemente los motivos por los cuales no le había contado antes. En ese momento Delia se percató de que el amante estaba demacrado, con aspecto de haber estado enfermo durante mucho tiempo. Y fue allí cuando comenzó a atar cabos, y se dio cuenta de que, por culpa de estar encerrada y ensimismada durante este último tiempo, había olvidado cuidar de su amante, y no fue capaz de reconocer en él una enfermedad crónica.
Luego de haberse dado cuenta de la gravedad de la situación se imaginó en el velorio de su amante, con toda su familia, llorando su ausencia; no pudo evitar derramar unas lágrimas sobre su mejilla.
Muy bueno, gracias por la explicación y ejemplos.
ResponderEliminarDenada crack
EliminarHola, quisiera saber si es posible escribir un relato de ficción que comience in extrema res, que tenga flash back y flash forward. Es para el colegio Lo intenté pero mi flash back es más bien un racconto. Ayuda por favor.
ResponderEliminaranalepsis y prolepsis con evocaciones experiencias de vida necesito
ResponderEliminarexcelente la explicación, me costaba entender las diferencias entre prolepsis y analepsis, ahora la tengo clara, gracias
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